Una escena al aire libre tiende a eliminar muchos de los conflictos existentes en la oficina y ofrece una mayor flexibilidad que un aula.
A través de juegos y retos al aire libre, en un espacio lúdico y disruptivo, los participantes descubren nuevos propios comportamientos, diferentes a los que están habituados y con los que se identifican regularmente. Desarrollan así una manera diferente de vincularse y relacionarse con los demás, una nueva forma de resolver situaciones.
Es una práctica para expresar con libertad los sentimientos y necesidades propios, más allá de los juicios que los limitan.
Una de las ventajas de estos talleres es que permiten no sólo tener las referencias propias, sino también de los compañeros con quienes interactúan en el taller.
